"Dios procura el bien del hombre de dos maneras. Una, directamente, esto es, siempre que alguien es atraído al bien o alejado del mal. Y esto es hecho dignamente por los ángeles buenos. Otra, indirectamente, o sea, cuando alguno que es atacado se esfuerza en rechazar al adversario. Y esta manera de procurar el bien del hombre fue conveniente que se llevara a cabo por medio de los ángeles malos, a fin de que, después de su pecado, no quedasen totalmente excluidos de colaborar en el orden del universo. Así, pues, los demonios tienen dos lugares de tormento: Uno por razón de su culpa, que es el infierno, y otro por razón de las pruebas a las que someten a los hombres, que es la atmósfera tenebrosa". Santo Tomás de Aquino. "El aire tenebroso es como una cárcel para los demonios hasta el día del juicio". San Agustín de Hipona.
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